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Los estremecedores silbatos de la muerte aztecas

Foto del escritor: ixchelculturaixchelcultura

Imagen: Silbatos originales, réplicas y diagrama que muestra el flujo de aire en su interior. Communications Psychology


Si bien es cierto que son muchas las culturas antiguas que utilizaban instrumentos musicales para rituales, el silbato de calavera azteca es un ejemplo único de la Mesoamérica posclásica. Los silbatos de calavera pueden producir sonidos suaves parecidos a siseos, pero también sonidos muy parecidos a gritos que eran potencialmente significativos para las prácticas sacrificiales, el simbolismo mitológico o las guerras intimidatorias que llevaban a cabo los aztecas. Los primeros ejemplares fueron descubiertos en el siglo XIX pero los arqueólogos nunca descubrieron, no solo cuál era el mecanismo sino porque resultaban tan estremecedores.

Ahora la revista digital Communications psychology ha publicado el pasado mes de noviembre el artículo Psychoacoustic and Archeoacoustic nature of ancient Aztec skull whistles (Naturaleza psicoacústica y arqueoacústica de los antiguos silbatos de calaveras aztecas), que muestra las conclusiones del trabajo realizado por un grupo de investigadores que habrían descubierto el efecto de los sonidos que estos silbatos producían en cerebros de varios voluntarios. Al parecer el sonido producido por los silbatos, similar al grito humano, tiene una capacidad única para provocar respuestas emocionales negativas y aumentar la actividad neuronal en la corteza auditiva.

Los silbatos de muerte aztecas, generalmente con forma de calavera, eran diseñados para producir un sonido agudo y penetrante (similar como ya hemos dicho a un grito humano), y eso es debido a que su interior cerámico está dividido en varias cámaras acústicas cuyo resultado es la colisión de diferentes corrientes de aire a través de estas cavidades. Los participantes en el experimento describieron los sonidos como “aterradores” aun sabiendo perfectamente que procedían de un silbato.

Estos artefactos fueron "redescubiertos" a finales del pasado siglo XX durante unas excavaciones de templos aztecas en Ciudad de México. El primero del que tenemos noticias se encontró en el Templo de Quetzalcóatl en la mano de un esqueleto sin cabeza que los arqueólogos identificaron como víctima de un sacrificio. Más tarde se encontraron otros en diversas tumbas datadas entre 1250 y 1521.

Al principio se pensó que se trataba de un simple objeto ritual pero 15 años más tarde, y de manera fortuita, un investigador sopló el silbato y descubrió que emitía un sonido muy inquietante, semejante al grito de una persona. Se le bautizó con el nombre de “Ehecachichtli”, una combinación de los nombres del dios del viento Ehecatl y el dios de la muerte Mictlantecuhtli.

¿Para qué se utilizaron estos silbatos? ¿Tenían una función ritual asociada a los sacrificios humanos? ¿Se fabricaron con el propósito de imitar el viento a la entrada del Mictlan, el inframundo azteca? Algunos investigadores apuestan por estas hipótesis pero otros tantos se decantan por su utilización en la guerra para asustar a los enemigos. Sea como fuere el caso es que no dejan de ser una pieza arqueológica inquietante cuyo sonido es realmente espeluznante como podeís comprobar en el vídeo.



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