Imagen: Hernando Álvarez
A finales de este mes de mayo dará comienzo la Feria del Libro de Madrid (30 de mayo/16 de junio) y a la que desde aquí queremos rendir homenaje. Para ello vamos a dedicar las tres últimas entradas del mes a la literatura.
Y para comenzar nada mejor que una lista de lecturas imprescindibles de uno de los más grandes escritores que han dado las letras españolas, Gabriel García Márquez, que este mismo año está de estreno al haber sido editada su obra póstuma En agosto nos vemos (Random House 2024) con motivo del 97 aniversario de su nacimiento.
Hernando Álvarez narra en primera persona (La Nación 17/04/2024) como fue su encuentro con el escritor colombiano durante el primer taller (1995) de la Fundación Gabo, que entonces se llamaba Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, fundada por García Márquez unos meses antes con el objetivo de mejorar la formación de los periodistas hispanohablantes. Álvarez representaría a la revista Semana para la que trabajaba. Durante la cena con la que se festejó el final del taller, el periodista dudaba con la pregunta que quería formular...
"Yo pasé buena parte de la noche pensando cuál sería el momento perfecto para revelarle a García Márquez que los clásicos de la literatura me aburrían terriblemente y que por más que intentaba meterme en ellos me producían un tedio asombroso. Quería preguntarle si realmente tenía que leérmelos todos para mejorar mi oficio de periodista. Pero, cómo carajos iba a ser capaz de aceptar mi ligereza intelectual ante él".
Al final le preguntó sobre los clásicos de la literatura y qué debía hacer para poder leérlos, y el afable Gabo le citó dias más tarde para comer. Un almuerzo compuesto de pescado frito, patacón y arroz con coco, y dos copas de helado tras lo cual confesó:
"Maestro, tengo que confesarle que me aburro tremendamente con los clásicos y que no he logrado leerme ninguno".
Fue entonces cuando el tema de los clásicos se convirtió en un listado que el mismo García Márquez quiso hacer tras soltar un entusiasta: "Hagamos la lista". Le confesó su admiración por Edipo y su desdén inicial, de niño, ante los clásicos. Hasta que apareció en su vida un profesor que le insistió en que nunca llegaría a ser un gran escritor si no conocía los clásicos griegos.
"Pero, quiero creer que el autor de ese canon maravilloso e improvisado no se hubiera disgustado conmigo por no haberle dado el debido respeto a cada una de sus recomendaciones. Eso pienso, como consuelo, cuando recuerdo otro consejo que me dio esa inolvidable tarde de abril, cuando en otra vergonzosa confesión le admití que aún no había podido leer el Quijote:
-Lo que te recomiendo es que dejes el libro encima del inodoro, así cada vez que te sientes ahí lees un poco".
Siempre es el mejor momento para tener un libro en las manos... Siempre, literalmente.
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