En 1995 el explorador norteamericano Johan Reinhard y el montañista peruano Miguel Zárate descubrieron, de manera casual, durante una expedición al volcán Ampato (distrito de Lluta, Perú) una momia humana, un cuerpo congelado, perteneciente a la cultura inca, además de varias ofrendas, incluidas algunas estatuillas de oro y concha spondylus. El estado de conservación era tan perfecto que causó sensación entre los científicos de todo el mundo y llegó a ser exhibida en la sede de la National Geographic Society de Washington durante los meses de mayo y junio de 1996.
La momia fue sido sometida a diversas pruebas, desde tomografías a rayos X tridimensionales, que dieron como resultado que se trataba de una niña de entre 13-14 años que habría muerto, según los resultados de un TAC realizada por investigadores de la Universidad Johns Hopkins, de Estados Unidos, de un golpe en la cabeza producido, probablemente, con una porra (macana). Muy probablemente Juanita, nombre que se le puso entonces, fuera una ofrenda humana, algo frecuente en el Imperio Inca, en una ceremonia denominada capac cocha, durante el reinado del Inca Pachacútec.
500 años después de esa muerte y gracias a escáneres corporales, mediciones del cráneo, estudios de ADN y características etnológicas, podemos ver el rostro de esa niña. Esto ha sido posible gracias a la colaboración de un equipo compuesto por científicos peruanos y polacos que trabajaron conjuntamente con un especialista de reconstrucción facial de Suecia, Oscar Nilsson, que necesitó 400 horas de trabajo para modelar el rostro a partir de un busto de silicona. El resultado se puede apreciar en las fotografías.
Imágenes: Agencia Reuters
En este enlace os dejamos un interesantísimo artículo de National Geographic (2013) acerca de las momias del volcán Llullaillaco en Argentina que cuenta, además, con una espectacular fotografía, precisamente, de Johan Reinhard.
https://www.nationalgeographic.es/historia/los-ninos-incas-sacrificados-ritualmente-estaban-drogados
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