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El Tren Maya. Una inmensa obra que se espera inaugurar a finales de año.


Obras de mantenimiento del Tren Maya. (Foto Prensa Libre: EFE)


El pasado 8 de mayo la prensa se hacía eco de la noticia: Los primeros vagones del Tren Maya llegarán en dos meses a Cancún.El director del Fondo Nacional de Desarrollo del Turismo (Fonatur), Javier May, anunciaba ese lunes que el 8 de julio llegarían los primeros vagones a Cancún. El proyecto quedaría inaugurado, como ya ha venido anunciando el propio presidente del país, López Obrador, en diciembre.

Este inmenso proyecto, pues el tren va a recorrer unos 1.500 kilómetros a lo largo de la península de Yucatán, ha venido generando polémica desde los inicios al no contar con el beneplácito de una parte de la comunidad indígena a la que se consultó en 2019, pero a la que no se le contó la parte negativa (siempre la hay), y, por otra parte, de los ecologistas que ven en el tren una amenaza para toda la zona por múltiples motivos: la deforestación de miles de hectáreas de selva, la destrucción de manglares, la cimentación del tren en terrenos delicados como los cenotes o la construcción de grandes infraestructuras en terreno protegido.


Vista aérea de las obras en el municipio de Maxcanú. (Foto Prensa Libre: EFE)


En total se construirán aproximadamente 1.525 km de vías férreas que atravesarán los estados de Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo permitiendo reducir el tiempo y el coste del transporte de mercancías, pasajeros y turistas dentro de la península, lo que beneficiará el desarrollo de la región y la calidad de vida de los habitantes. Este es, al menos, el argumento con el que se iniciaron los trabajos en junio de 2020 y que ha sido modificados en varias ocasiones, una de ellas en 2022 para no atravesar la Playa del Carmen. Un proyecto financiado, principalmente, con un impuesto al turismo recaudado en la región, también con fondos desviados de otros programas, y que ya ha rebasado la cifra inicial de 321.000 millones de pesos, pero que han confirmado se excederá entre un 130% y un 156%.

¿Por qué tanta polémica? ¿En qué consiste esta fastuosa obra que promete más turismo y riqueza para los habitantes de la península de Yucatán? ¿Se respeta el entorno natural y, sobre todo, las ruinas arqueológicas que, no hay que olvidar, no son sólo fuente de turismo sino una parte fundamental del acervo cultural mexicano?

El Tren Maya es un proyecto que fortalecerá el ordenamiento territorial de la región y potenciará la industria turística. Generará derrama económica e incrementará la conectividad en la península de Yucatán, permitiendo mover carga y pasajeros de una manera eficiente.”

Este texto forma parte de la página web que el gobierno ha creado para dar la mayor visibilidad posible al proyecto, y en la que se informa de que la prioridad es la calidad de vida y el respeto hacia el medioambiente, protegiendo las áreas naturales y aplicando “medidas de compensación y mitigación para resguardar el patrimonio natural y cultural de la zona”.

Y es precisamente el patrimonio cultural arqueológico el que más preocupa. Sin embargo, responsables del INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) aseguran que se han aplicado medidas de ingeniería, además de cambios en el trazado, para preservar los restos arqueológicos. El Tren Maya simboliza “la voluntad de preservar y recuperar los elementos de nuestro pasado cultural y de nuestra identidad, memoria y orgullo de pertenencia”, aseguró el director general del instituto. El INAH ha venido desarrollando su trabajo en paralelo a las obras del Tren Maya y las conclusiones son siempre positivas.

De hecho, por ejemplo, un informe asegura que la construcción del Tramo 2, el cual correrá en su totalidad por el estado de Campeche, de Escárcega a Calkiní, aumentará el potencial de las zonas arqueológicas de la entidad, debido a los trabajos que se realizarán gracias a la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del INAH, en colaboración con el Fondo Nacional de Fomento al Turismo. El Instituto también está colaborando en la medida de los posible para asegurar las zonas más sensibles y durante las primeras semanas del mes de marzo se intensificaron las tareas de salvamento arqueológico en los tramos 6 y 7. En este último se ha considerado primordial la protección integral de 26 monumentos de relevancia.

Imagen: INAH 5 de enero 2023


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