El pasado 25 de febrero el Museo de América clausuraba la exposición dedicada al Codex Trujillo, Códice Trujillo, también llamado Códice Martínez-Compañón, un documento de gran relevancia por su carácter científico, arqueológico y antropológico. La exposición se llevó a cabo gracias a la colaboración entre el Museo de América y la Embajada de Perú, dando así la importancia que merece a uno de los códices más importantes de la época virreinal.
La muestra reunió una serie de láminas (facsímiles) pertenecientes a los volúmenes ya publicados, aunque en formato diferente, y en las que se pudo contemplar la gran variedad de temas allí recopilados. Baltasar Jaime Martínez-Compañón, responsable de esta magna obra fue obispo de la diócesis de Trujillo y hacedor de la más metódica y mejor documentada colección que engloba, además de historia natural, arte, antropología, ruinas arqueológicas, así como planos arquitectónicos de algunos edificios eclesiásticos y educativos, además de artilugios precolombinos que sirven para ilustrar la vida de aquel Perú de finales del siglo XVIII.
Martínez-Compañón había llegado en 1767 al virreinato del Perú, y fue nombrado chantre de la catedral de Lima en 1768, siendo rector del Colegio Seminario de Santo Toribio de Lima hasta el año 1779, año en que fue nombrado obispo de la provincia de Trujillo. Además de la evangelización y la administración de los intereses de la Iglesia en tierras americanas, también se interesó por la historia natural y a ella dedicó buena parte de su tiempo, recorriendo su diócesis llevando a cabo una verdadera expedición científica y etnográfica para la que contó con un nutrido número de informantes.
Su trabajo consistió en la recopilación, tanto de especies botánicas como animales de la región, así como de información mediante cuestionarios sobre enfermedades, prácticas médicas, métodos de curación a través de plantas, o la manera de cultivarlas. Pero no sólo se interesó por documentar la fauna y la flora, sus intereses abarcaron todo lo que le rodeaba: sitios arqueológicos, antigüedades, arquitectura, órdenes religiosas (agustinos, franciscanos, jesuitas, dominicos…), vida doméstica, tradiciones, costumbres, vestimenta, medios de transporte, bailes, gastronomía, cultivos, festividades, censos demográficos, planos…
Dicho trabajo quedó reflejado en las 1400 láminas recogidas en 9 volúmenes que fueron enviados a los reyes de España en 1803 y posteriormente depositados en la Real Biblioteca (Biblioteca del Palacio Real de Madrid) donde aún hoy se conservan.
Acabamos con algo que hemos considerado de gran interés: el artículo (texto completo) del profesor Manuel Ballesteros Gaibrois (1911-2002) sobre la figura del obispo, El obispo Martínez Compañón, el último ilustrado de América (Hidalguía la revista de genealogía, nobleza y armas, 1998)
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